¡QUÉDATE EN CASA!

CUENTO CORONAVIRUS INFANTIL
 


Érase una vez, un bichito, llamado ``CORONAVIRUS´´. Tiene un aspecto un poco feo, ya que es verde y tiene muchas patitas.

                                                           

Por culpa de este bichito, no podemos salir a la calle, porque si no nos podemos poner malitos. Así, que este bichito, llamó a todos los papás y a todas las mamás del mundo, para decirles que, si le podían hacer un favor, muy muy importante para que no nos pusiéramos malitos.


Y todas las mamás y todos los papás le dijeron que sí.

 

Un día, el bichito los llamó y les dijo: No podemos salir a la calle durante unos días, a ver si consigo desaparecer y que todos vosotros podáis salir a la calle con vuestros amigos, ir al parque, ir a la playa…

 

Y los papás y las mamás le dijeron: ¿cómo podemos hacer eso? Tenemos hijos e hijas, y a ellos les gusta mucho salir a la calle, ir al cole, ir a ver a los abuelos…


El bichito le dijo: ¡Es muy sencillo!

¡Tenemos que realizar muchos juegos en la casa, para así, no aburrirnos! Como pueden ser: manualidades, juegos de mesa, e incluso… ¡Podréis ver pelis con palomitas!


A los padres les pareció buena idea. Pero Alberto y Natalia, los padres de Paula, cuando se lo comentaron a su hija Paula, parece que no le gustó mucho la idea. Entonces ellos se lo explicaron más detalladamente. Para que Paula lo entendiese mejor, su madre le contó una historia:

Mira Paula, este es el mundo, ¿Lo ves? Es redondito.


Aquí vivimos muuuuchas personas y también muchos animales. Como pueden ser: nuestros amigos, nuestras familias…


Todos vamos a estar en nuestras casas, para que este bichito se vaya, y así, el mundo, pueda recuperarse y ponerse bueno.

La semana que viene, vamos a poder salir a la calle una hora, para darnos un paseo y así poder tomar un poco de aire fresco. Pero… no podemos ir a ver ni a nuestros amigos ni a los abuelos. Tenemos que ir nosotros con papá o mamá, o con nuestros hermanos/as.


 

Es recomendable que nos pongamos mascarilla y/o guantes, para evitar al bichito.



Tampoco podemos jugar con nuestros amiguitos, hasta que pasen unos días y sepamos que el bichito ha desaparecido.


No podemos ir a visitar a nuestros abuelitos, porque ellos también pueden ponerse malitos. Así, que mejor, nos vamos con papá o mamá, y nos damos un paseo, que dure 1 hora, porque así, vamos a poder llegar a casa con mucha energía, y nos vamos a poder poner a jugar con nuestros juguetes.



Si tenemos ganas de estornudar. ¿A ver, como es un estornudo? -Achís.

Tenemos que ponernos el codo, como si fuera una llave mágica de kárate (la representamos para que sepa cómo se hace), para protegernos de ese bichito malo.


¡Ah! Y no se te puede olvidar una cosa muy muy importante, Paula, ¡El lavado de manos!

Es muy importante lavarse las manos. Y para ello, vamos a crear un juego súper divertido.

Nos vamos a pintar un dibujito en la mano, con forma de bichito, y tenemos que conseguir, que cuando sea de noche, el dibujito haya desaparecido de nuestra mano.


También tengo una cosita que explicarte, Paula.


Este bichito es muy rápido, y nos podemos poner malitos con mucha facilidad.

No podemos estar cerca de las personas, porque al hablar, se escapan unas gotitas… ¡Y nos podemos poner malitos!

También nos podemos poner malitos tocando los objetos, como pueden ser: el ascensor, una barandilla, los objetos que están en el supermercado…


Paula, ¿lo has entendido todo?

 

Paula se queda callada, pensando… y les pregunta a sus padres, ¿Y cuándo podremos ir al parque?

 

Y le dice su madre, en cuanto el bichito se vaya, ¡podremos salir!

Y dice ella, vale.

 

 

Y se ponen los tres a jugar en la casa, al juego favorito de Paula. 






Comentarios

  1. Hola Ana, el cuento le has dado muy buen enfoque aunque hayas repetido el tema de los protocolos. Espero que los niños y niñas como hablamos lo entiendan bien aunque haya como dos historias por medio, se comprobará en la práctica (:

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

CUENTO INFANTIL: ¡UNA FIESTA EN MI BARRIGA!

LA IMPORTANCIA DE LA ADQUISICIÓN DE HÁBITOS